Hola, soy Bel Rey y esto es Sin Códigos, un newsletter semanal donde discutimos sobre la importancia que tiene la tecnología en nuestra vida más allá del código y la programación. Me gusta dar opiniones técnicas e informadas sobre novedades tecnológicas y abrir el debate para entender mejor a donde nos está llevando este mundo en constante evolución. Sin Códigos sale todas las semanas, usualmente los viernes y te suscribís acá:
Hola códigonautas ¿Cómo les va? Yo les escribo desde la soleada y muy calurosa ciudad de Miami donde me encuentro actualmente vacacionando (en plena ola de calor).
Si se preguntan que hago escribiendo durante mis vacaciones. Permitanme contar que escribir es lo único que tengo ganas genuinas de hacer últimamente. Es casi una necesidad, no me la quiten.
En una entrevista que le hicieron hace muchos años, Jerry Seinfield dice que tener una mente creativa es como que alguien te regale un caballo. Caballo gratis, que bien, pero si no aprendés a andar te lleva puesto o se escapa y causa estragos. Estoy parafraseando pero el mensaje final era ese: una mente creativa puede ser una maldición si uno no toma las riendas del proceso creativo.
En esta oportunidad la escritura no es para mi solamente un momento catártico, es también una forma de ordenar ideas y mi propia percepción de la realidad para que el caballo no me atropelle.
¿Y por qué necesito ordenar mis ideas? Porque estas vacaciones tienen un tinte distinto. Son vacaciones que pagué sin trabajar. Envidiable ¿No? Vamos a ver.
¿Se acuerdan de la plata p*lotuda?
Para quienes me leen hace tiempo quizás recuerden un post donde hablé sobre memecoins. Para quienes recién se suman el post se llama Plata P*lotuda en este mismo newsletter. Ahí les conté sobre una monedita y mi postura sobre ella. Hice analogías sobre tránsito, todo muy lindo. Pero imaginen que supuestamente mientras investigaba para escribir ese número tomé otra moneda y compré muchas de esas moneditas. Y de pronto tenía mi moneda original por dos. Volví a comprarlas y tuve mi moneda original por cinco. Volví a comprar y llegué a tener mi moneda original por 15. Y después me equivoqué porque me ganó la codicia pero entre joda y joda terminé con mi monedita original multiplicada aproximadamente por nueve.
Todos estos son supuestos. Nada de esto pasó realmente. Esto es una historia ficticia y nada de esto es consejo de inversión.
Pero imaginen que realmente pasó y de pronto cuento con un presupuesto extra para usar en lo que quiera ¿Que harían ustedes? ¿Se irian de vacaciones? Yo probablemente si.
Voyeurismo online
En esta edición voy a hablar sobre mi pero por favor no tomen este texto como un embole auto referencial. Me voy a usar a mi misma como ejemplo pero imaginen que hablo sobre cualquier persona con presencia online. El tema es que si hablo mal de mi misma no puedo ofender a nadie.
Si yo quisiera podría dedicarme a vender cursos de como hacer plata online. La oportunidad está ahí, llevó cinco años haciendo contenido sobre programación y en ese tiempo de trabajo logré ganar una serie de seguidores en redes sociales: 70k en twitter, 20k en IG, 10k en YT y unos 15k en Linkedin. No son muchísimos, pero si es cierto que mi voz se escucha más que hace unos años cuando no me dedicaba a esto.
Existe una fina linea cuando uno vive de hacer contenido entre el producto (el contenido que uno genera) y uno mismo como producto. Es algo inevitable cuando nos convertimos en referentes (odio ese concepto, pero es lo que hay) que la gente nos empiece a consumir a nosotros y nuestra vida más allá de nuestro contenido.
El problema de consumir otras vidas como producto es que muchas veces se pierde el contexto. Nos quedamos con lo inmediato: el viaje al caribe, el depto increíble, los nuevos gadgets, las relaciones perfectas (o imperfectas, porque ahí también hay morbo). Empezamos a hacer una asociación libre entre acciones → éxito que no necesariamente siempre es cierta o lineal.
Si yo quisiera hacer contenido aspiracional podría, completamente. Tengo todos los elementos. La casa pinterest, los gadgets, el golden retriever. Podría contar una historia de como pasé de vivir en un dos ambientes en Caballito a una casa en capital a una casa en un barrio cerrado precioso todo gracias a la programación. Podría contarles sobre como fundé una empresa sin inversión antes de los 25 años y la mantuve por casi una década haciendo ganancia. Como me tiré el lance y la dejé atrás para dedicarme a otra empresa. Como después me cansé de todo eso y terminé dando clases y escribiendo desde la playa.
Podría animarlos a hacer lo mismo, porque si yo pude ustedes también, si se esfuerzan como yo lo hice.
El problema es que desprovisto de contexto todo eso es una mentira. No porque no haya pasado pero porque pasó en un contexto que estamos omitiendo.
Si, me esforcé un montón y soy una persona trabajadora pero también mis viejos me dejaron un departamento y pude estudiar y trabajar freelance sin preocuparme por pagar el alquiler. Tuve la suerte de elegir una profesión con sueldos privilegiados. Pude tomar riesgos que quizás de otro modo no hubiese podido porque no necesitaba presentar un recibo de sueldo cada dos años para alquilar.
Por eso cuando las vidas privadas se transforman en objetos de consumo yo me pregunto que es lo que nos están vendiendo en realidad.
¿O es que simplemente nos gustan los likes?
Sesgos de supervivencia
Pero ¿No estábamos hablando de moneditas? Si, mi querido lector, ahi estamos llegando a eso.
Recuerden que nada de esto pasó realmente, pero que si fuera verdad y yo tenía un par de cientos de dólares que se convirtieron en un par de miles y de pronto me fui de vacaciones gratis ¿Qué me impide venderles a ustedes hacer lo mismo? A mi me funcionó.
El problema con esto es que no tengo un método para replicar. No puedo hacer una lista de pasos a seguir y asegurarles que van a tener el mismo resultado. Perdón, supuesto resultado.
Imaginen que estamos investigando las características de personas que llevan carreras exitosas en la industria de la tecnología. Si nos centramos solo en quienes alcanzaron altos niveles de éxito (como CEOs o fundadores de startups exitosas) y analizamos sus historias, habilidades y decisiones, podríamos llegar a conclusiones sobre lo que supuestamente se necesita para tener éxito en ese campo.
El problema es que si solo tomamos en cuenta a estas personas exitosas y omitimos a aquellos que intentaron seguir una carrera similar pero no lograron un éxito destacable o fracasaron en el intento caemos inevitablemente en el sesgo de supervivencia. El resultado es una visión distorsionada de la realidad, porque nos estamos considerando las historias completas, incluyendo los fracasos y los obstáculos que muchas otras personas enfrentaron y que son cruciales para entender el panorama completo de la industria.
Así es como terminamos con ideas sesgadas como que “a las mujeres no les interesa estudiar tecnología” porque en realidad no nos tomamos el tiempo de investigar en que punto del embudo las perdimos.
El sesgo de supervivencia es para mi uno de los peores males que nos trajeron las redes sociales, donde constantemente distorsionamos la realidad para mostrar lo mejor de nuestras vidas. Así terminamos consumiendo existencias ajenas curadas donde todo es perfecto, todo esfuerzo y apuesta significan ganancia. Todos son mejores padres, mejores profesionales, mejores personas que nosotros. Cuando comparamos estas fantasías con nuestra realidad llena de fallas nos sentimos terribles perdedores. Y nosotros somos gente grande, pero que le queda a las generaciones que recién están empezando a experimentar y relacionarse.
¿Podremos algún día contar historias sinceras en la internet o es parte de la naturaleza virtual la auto censura?
Quizás si logramos recuperar estos espacios y hacerlos más reales podemos empezar a dar batalla a todos esos problemas que aquejan nuestros espacios online: desordenes alimenticios y de imagen, apuestas online, alienación y soledad. Mi sensación es que abrazar la imperfección puede ser lo que finalmente nos libere de este agujero en el que nos metieron los algoritmos.
Gracias por leer está historia sumamente ficticia, espero que les haya gustado 🏖️
Recomendaciones:
Bodkin en Netflix - Bodkin es una serie sobre investigación criminal con un twist: la motivación no es encontrar la verdad, solamente contar una buena historia para un podcast. Muy a tono con el tema de este número. Además está filmada en Irlanda con unos paisajes increíbles. 10/10.
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Es muy bueno que personas de "éxito" (al menos, económico en el sentido de tener una casa, profesión rentable, etc.) cuenten lo que contas y aporten ese "contexto" que mencionas. Nadie niega las virtudes y el esfuerzo de algunos de aquellos a los que les va bien, pero vivimos en tiempos (más aún teniendo en cuenta el movimiento político que actualmente gobierna la argentina) en los que el discurso meritocrático de "si vos querés, vas a ser Elon Musk y, si no llegas, será porque algo mál hiciste o porque no te esforzaste lo suficiente" se encuentra más exacerbado que nunca.
No sé si abrazar la imperfección es el resultado. Yo elijo por un tema simplemente de preferencia seguir cuentas de personas que se sienten reales, que tienen problemas, que se quejan de cosas. Las veo sufrir y lamentarse por las mismas cosas que yo, y también ponerse felices por cosas comunes. Rara vez están viajando por el mundo o ganando dinero desde una reposera, pero igual el hecho de que tengan una plataforma y yo las esté consumiendo las hace sentirse exitosas. Al menos, más exitosas que yo. Esta persona es igual de normal que yo, pero sin embargo tiene seguidores, cientos o miles. Y eso la hace *mejor*.
Lo que se siente para mí distinto de la "vieja internet" es que antes el contacto con otros era más individual. No había una persona hablándole a una audiencia, sino personas hablando entre sí; algo más parecido a la interacción real.
No tengo ni idea de los efectos que puede tener a mediano y largo plazo en niñes y adolescentes, pero cada generación vivió algún tipo de cagada fríe cerebros y seguimos existiendo.
No tengo conclusiones ni soluciones, sólo quería opinar.