El amor en tiempo de memes
Ese newsletter tiene las letras muy grandes ¿No tienen editores ahí en Escobar? Te puedo recomendar uno de acá, de Tolosa.
Hola, soy Bel Rey y te doy la bienvenida a Sin Códigos, nuestro punto de encuentro semanal para explorar el mundo de la tecnología más allá del código. En cada edición, desentrañamos las tendencias que afectan nuestro futuro digital, abrimos debate sobre los desafíos actuales y reflexionamos sobre hacia dónde nos lleva esta evolución constante. Sin Códigos es un espacio para quienes buscan comprender la tecnología desde una perspectiva amplia, crítica y sobre todo, humana. Nos encontramos todos los viernes, ¡suscribite y no te pierdas ninguna actualización!
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Ahora, vamos a lo de hoy.
Esta mañana me desperté, como todas las mañanas, a las 6.45am. Hice el desayuno, acompañé a la familia en los rituales previos a la ida al colegio y finalmente, cuando todos se fueron y la casa quedó en silencio me senté en la computadora y mandé un meme.
El meme en cuestión
Cualquiera que haya convivido con un perro sabe que esta pieza de humor está construida sobre hechos reales: los perros y su inevitable ansiedad de separación.
Cuantas veces por día mandamos un meme o compartimos un artículo o una pieza gráfica en internet como una actividad mecánica sin darnos cuenta todos los procesos que atraviesan la actividad por detrás. Porque mandar un meme implica consumir un contenido, que ese contenido resuene con nosotros de alguna manera y que haga nacer el deseo de compartirlo, usualmente con una persona específica que sabemos lo va a apreciar.
Mandar un meme es un acto innegable de amor.
Cuantas de nuestras conexiones sociales han pasado a lo virtual. Los memes, esos pequeños fragmentos de cultura compartida, se han convertido en una forma única de expresar cariño, complicidad, e incluso amor. Es innegable el abrazo al alma que provoca un meme compartido en el momento justo. Un simple “¿viste esto?” es suficiente para recordarnos que somos importantes para alguien más.
El meme se ha convertido en otra forma del lenguaje del amor, e incluso nos lleva a comportamiendos como “fingir” que no vimos una pieza de contenido para poder volver a compartir esa sorpresa inicial con un otro que es importante en nuestras vidas. Si, esos pequeños recuadritos en baja calidad tiene tanto trasfondo cultural que la gente escribe papers sobre ellos.
Una imagen vale mil palabras ¿Pero cuantas vale un meme?
En el artículo "Memes in a Digital World: Reconciling with a Conceptual Troublemaker" de Limor Shifman, los memes han evolucionado para convertirse en un lenguaje dinámico dentro de la cultura digital. Shifman propone que los memes no solo replican contenido, sino que también permiten a los usuarios reinterpretar y transformar su significado, creando un discurso cultural que refleja nuestras emociones y experiencias. Este análisis sugiere que compartir un meme es mucho más que un simple acto de ocio; es una forma de participar activamente en la construcción de nuestras relaciones e identidades.
Esta capacidad de los memes para actuar como un "lenguaje digital" ofrece una herramienta poderosa para explorar y entender nuestra propia identidad.
Por eso también pasa lo contrario, y los memes pueden, a través del humor, atravesar los peores discursos de odio y ayudarlos a permear en la sociedad y naturalizarse como cuando la alt-right se adueño de Pepe the frog hasta el punto que su dueño decidió matarlo. Pero hoy voy a elegir no pensar en eso porque me deprimo, dejaremos ese análisis para otra ocasión.
La próxima que manden un meme, recuerden que están compartiendo mucho más que una imagen divertida. Están dejando en el mundo un pedacito de su corazón y participando en un diálogo cultural más amplio que no solo fortalece conexiones, también nos ayuda a definir nuestra identidad en este mundo digital. El meme es amor, el meme es cultura.
Y ahora a lo importante, si el mundo sufre un destino como el de Pompeya y mañana todos quedamos congelados en el tiempo ¿Cuál será el meme por el cual los arqueólogos analizaran sus vidas? El mio definitivamente es este
Y asumiran que fui descendiente de egipcios y portugueses y fan de los doritos ¿Y saben que? Me parece bien.
Ahora compartan el suyo
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Ahora si ¡Hasta el viernes!
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